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jueves, 13 de enero de 2011

poemas oscuros, el olor de la sangre




perdida en el tumulto del gentio viendo una y otra vez
su rostros desfigurados
la clemenecia manando de sus bocas
interminables alaridos de dolor
el crujir de los huesos.

oh dulce nectar de vida q abandonas sus cuerpos marchitos
ambrosia de la eternidad
arroja al avismo mi cordura,
mientras me sacio del liquido vital de mis enemigos

tus ojos se apagan en tu rostro
dejando paso a dos cuencas vacias
mientras aun siento el gemir de tu carne
bajo la sed de mi venganza

acaso esto conseguira acallar la voz de los muertos?
acaso esta muestra de barbarie conseguira que mi alma alle su codiciada paz?
que crudo es el despertar
el latir intermitante de mi euforia
mientras se habre paso la desolación

toco las cuerdas de avismo
con el presiso movimiento de un relojero
mientras habro paso a la tempestad
llevate el olor de la sangre
madre selva
llevate el olor de la muerte de mi piel
mas deja las cicatrizes como un recordatorio

para que el marchito sol del crepusculo
roze con su rayos
el lienzo q fue trazado a fuego en mi ser
miles de configuraciones
marcan un vestigio
de lo q una vez fue puro

ahora solo queda el olor de la sangre
ahora solo se traza el resurgir de los muertos
pues en la tierra solo queda un manto desolado
un despertar subyante
y un mañana devastador.

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