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lunes, 17 de enero de 2011

Gritos en la oscuridad, escape del infierno



Summary: Edward es un excelente psicólogo que tras encontrarse con una paciente se pierde totalmente ¿podrá hacerla recuperar sus traumas o el caerá directo en la locura de quererla?

Diclamer: todos los personajes son de la señora Stephenie Meyer y la historia es causada por mi loca imaginación.
Escape del infierno

POV BELLA

¿Cuánto tiempo tenia? Una horas como mucho, calcule mentalmente, desde que había empezado con el ataque, cuando se dieran cuenta vendrían por mí, y ese era el momento de la verdad. ¿Querían una loca peligrosa? Bueno yo les daría una loca peligrosa. Los escuche venir, podía olerlos a la distancia había desarrollado un olfato envidiable en mis horas de cautiverio. Hace tres días tres malditos días que las pasaba en el cuarto de reclusión, pateando la puerta de hierro pero, en ese tiempo no solo estaba gritando en la oscuridad, o no por supuesto que no. Trazaba mi plan meticulosamente, sabia que iba a venir Tania, esa perra que me inyectaba esas porquerías que me dejaban peor de lo que realmente me sentía.

Cinco minutos, pensé mientras giraban la escotilla para abrir la puerta, es hora de la verdad me dije a mi misma mientras incrementaba mis espasmos, todavía tenia las pastillas de la tarde en mi boca, detrás de las papilas gustativas, sabia que me sedarían siempre hacen lo mismo predecibles escupí con asco mientras olía la colonia barata de Tania a pocos metros de mi.

Ella se acerco y la pude escuchar y sentir mientras sacaba la jeringa de su delantal y la cargaba con el calmante. ¿Quieres que me calme perra? Ahora veras quien es la que se calma espete en mi mente.

Tania se coloco frente a mi y me iba inyectar el liquido en mi cuello como siempre pero yo la tome por sorpresa le pegue un codazo en su operada nariz tome la jeringa en su aturdimiento y se la inyecte en el cuello ella emitió un débil quejido mientras caía de lleno al piso. Me levante de la cama con las correas que había logrado sacar y la desvestí. Me puse rápido su ropa y salí con el cabello recogido nadie se percato del cambio.
Camine por el pasillo tranquila sin levantar ninguna sospecha hasta llegar al guardia de seguridad para ese entonces ya había roto el vidrio de una de las puertas y tenia un pedazo retorcido en mi mano ocultándola tras de mi, cuando este se iba a fijar en la planilla no lo pensé dos veces se lo hundí en el hombro y luego con otra jeringa de morfina se la puse en el cuello. El guardia callo de rodillas mirándome hasta que perdió la conciencia, sabia que no lo mataría, había aprendido donde cortar para no lastimarme, en este tiempo.

Salí del edificio y sacándome los zapatos trepe al muro lo salte y adiós infierno, corrí costeando el bosque no permitiría que me encontrara nadie, escuche las sirenas de fuga de instituto psiquiátrico en cuanto traspase la primera aglomeración de árboles, debía correr por mi vida por mi integridad debía escapar del infierno en el que estaba.

Llegue a el camino de tierra con los pies destrozados y me dispuse a seguir caminado sobre las piedras aun sangrando, era tan hermoso estar libre. Respire lujuriosa el aire puro lejos de las medicinas, el olor a orina de algunos locos, la decadencia en la que me reclutaron. Imputable declaro la corte como si supieran algo. Yo no estaba loca, a mis padres los mataron y yo no fui claro que no fui.

Camine unos pasos mas hasta que una luces me detuvieron intente esconderme pero, el auto ya estaba a pocos metros de mi tocándome bocina. Me detuve y con una sonrisa fingida espere a que se detuviera, el conductor aparco el volvo plateado al costado del camino y me abrió la puerta, cuando ingrese me quede petrificada, era sin duda el hombre mas hermoso que había visto en mi vida.

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