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martes, 11 de enero de 2011

Gritos en la oscuridad, angel de carretera




Ángel de carretera

Edward pov

El incesante sonido del maldito celular resonaba en mi habitación, llamada entrante de Tania, seguro que era para decirme que vuelva con ella, había tenido un tach an go con ella de nada le servia las suplicas. Jamás regresaría con ella, ya debería olvidarme.
A regañadientes atendí el celular y del otro lado de la línea podía escuchar su respiración entrecortada y movimiento a su alrededor. ¿Estaba trabajando? Que irresponsable de su parte llamarme.
_Edward?_ espero unos segundos a que yo respondiera.

_si Tania soy yo ¿Qué quieres?_ sisee en un bostezo mientras esperaba la contestación de su irritante voz.

_Edward, acaban de asignarte mi paciente ¿Por qué no me lo dijiste? Vengo trabajando hace tanto con ella y ahora te la asignan a tu instituto_ ash no te lo dije porque no me interesas pensé con malicia mientras escuchaba su maldito parloteo y sus reproches.

_mira Tania no tengo nada que decirte, tu incompetencia para con tu paciente lo han llevado ahora a que yo sea un profesional mas calificado, talvez deberías reprocharte a ti misma y por favor deja de molestarme, que estaba descansando_ espete con prisa mientras me disponía a cortarle el teléfono, del otro lado de la línea escuche un sollozo bajo y me detuve, lo que me faltaba, pensé con sarcasmo.

_haber como harás Edward, porque tu paciente acaba de escapar del instituto_ dijo con rabia en la voz. Me quede duro, ya no la escuchaba ¿Cómo que había escapado?

_sabia que eras incompetente pero nunca imagine que a este extremo ¿Cómo pudo escaparse? ¿Hace cuanto de eso?_ apremie mientras mi voz destilaba veneno a borbotones.

_hace menos de 8 minutos…_ dijo y le corte, antes de que pueda decir otra estupidez me vestí de prisa tome las llaves del auto y el celular.

Baje a toda prisa, muy lejos no podía llegar, era una paciente peligrosa, conocía su historial de memoria, Isabela Swan no debía estar libre, bajo ningún concepto, era una joven de 16 años, ojos marrones, pelo del mismo color, tez blanca. Claro solo sabía la descripción de su apariencia porque la foto de su expediente estaba desencajada y ella estaba en medio de un ataque de histeria. El auto emitió un ronroneo mientras me ponía en marcha el neuro psiquiátrico, no estaba muy lejos, tome el camino mas corto pero también el mas abandonado, la calle de tierra no era muy buena para mi volvo pero, poco importaba debía encontrarla. Casi al medio de la carretera encontré a una doctora, le hice luces pero ella parecía reacia a parar, luego de vario intentos se detuvo y yo apague el motor para esperarla.

Camino hasta mi con paso vacilante y cuando entro en el auto me quede maravillado, dios mío si parecía un ángel, su piel era pálida y frágil, sus ojos café con leche me miraban con un brillo de desconcierto, su cabello caía salvaje hasta su cintura, se mordía inconscientemente la boca. Su labio inferior era un poco mas relleno que el superior pero, era simplemente perfecto.

Un ligero rubor subió por sus mejillas y yo me quede mas anonadado por su belleza, parecía algo nerviosa miro con desconfianza el camino al neuro psiquiátrico, un mechón de su cabello caoba callo sobré su rostro y yo se lo aparte con delicadeza y lo coloque tras su oreja, la electricidad que subió por mis dedos con el mínimo roce de sus mejillas se instalo en mi corazón, que latía desbocado, como queriendo salirse de mi pecho.

Mire hacia abajo cuando ella me miro con tanta intensidad tome mi mano y la aparte de ella con rapidez, no quería poseerla en medio de la nada, no quería aprovecharme de este ángel de carretera, pero cuando baje la mirada, observe que no tenia zapatos y q sus pies sangraban, entonces todo cuadro.

Era ella Isabela Swan la que tenia junto a mi y acababa de huir, no podía creer ahora todo lo que decía el expediente, ella era un ángel no una asesina despiadada. La vi por el rabillo de los ojos mientras ella seguía el rumbo de mi mirada, ella ya sabia que yo sabia quien era, claro era brillante.

Rápidamente intento abrir la puerta del coche entonces yo con la jeringa que tenia preparada se la inyecte en el cuello, un grito ahogado salio de su boca mientras su cuerpo caía de lleno en el asiento, lo lamento ángel dije mientras la acomodaba y la besaba en la frente.

_no sabes cuanto lamento tener que hacerte esto_ dije mientras ponía el motor en marcha, regresando al ángel a su jaula.

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